Intolerancia a la lactosa
La intolerancia a la lactosa es una condición fisiológica normal, no una enfermedad, y la estrategia de no consumir lácteos puede conducir a un riesgo nutricional innecesario, sobre todo en épocas de crecimiento y vulnerabilidad.
La lactosa es el azúcar que se encuentra en la leche y productos lácteos y la lactasa es la enzima que se produce en nuestro intestino y que se encarga de digerirla, es decir, de transformar la lactosa en sus constituyentes (glucosa y galactosa) para que pueda ser absorbida en el intestino delgado.
Si no hay suficiente enzima para romper la lactosa se produce una malabsorción, o bien una intolerancia si aparecen los síntomas clínicos típicos: dolor abdominal, diarrea e inflamación.
Es una condición fisiológica normal que todos los mamíferos perdamos la capacidad de producir lactasa en forma paulatina desde el destete, y como consecuencia, perdamos gradualmente la capacidad de digerir la lactosa desde ese momento ya que nuestro organismo así lo tiene programado genéticamente.
Como consecuencia de ello, una baja actividad de esta enzima es normal en el 75% de los adultos a nivel mundial. Los países donde el consumo de leche en la infancia no es común, son los que tienen más población intolerante a la lactosa.
Alergia a la proteína de la leche de vaca
"La alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV) es considerada una de las alergias alimentarias más frecuentes en los primeros meses de vida, pudiendo superarse en la mayoría de los casos entre el primero y segundo año de edad."
La proteína de la leche de vaca suele ser la primera proteína alimentaria extraña la que nos exponemos en los primeros meses de vida. Esta exposición podría desencadenar cuadros de alergia alimentaria en niños predispuestos, cuadros que pueden superarse, en la mayoría de los casos, durante el primer segundo año de vida.
Si bien es la alergia más frecuente en bebés y niños pequeños su prevalencia es de alrededor del 2-6 % en estudios basados en poblaciones de diferentes países.
Hasta los 6 meses, los bebés son más susceptibles al ingreso de proteínas alergénicas por la inmadurez de su sistema inmune y de su barrera intestinal, Este ingreso temprano de proteínas extrañas podría desencadenar una reacción del sistema inmune inmaduro que conduzca a la alergia.
La Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses y la posterior introducción de alimentación complementaria, que incluirá a los lácteos como estrategia para disminuir el riesgo de desarrollar alergia a la proteína de leche de vaca. La maduración de la barrera gastrointestinal producida por la alimentación materna, induce tolerancia a las proteínas lácteas.
¿Y cuál es la diferencia entonces?
En la alergia a la proteína de la leche de vaca, participa el sistema inmune, lo que la diferencia de una intolerancia a la lactosa considerada una condición fisiológica sin la participación del sistema de defensa del organismo.
Fuente: https://www.inti.gob.ar/assets/uploads/files/lacteos/2023/Mitos_2023.pdf
Imagen: https://celicidad.net/wp-content/uploads/2022/06/intolerancia-a-la-lactosa.png